martes, 19 de abril de 2011

Desconocidos y el mismo destino.

Iba en el tren hacia Viena. En eso veo a una linda parisina, vestida de mini falda, tacos altos y tapado de cuero. Me acerqué a hablarle y le dije:
-Yo esta noche voy a caminar por las calles de Viena, solo, sin compañía. Usted va a llegar a París, mañana no va a hacer nada y pasado retomaría la facultad. Y dentro de 10 años cuando pase por una crisis amorosa, va a pensar porque no pasó la noche, conmigo, caminando por Viena. Por eso le pregunto ¿bajaría a caminar por las calles de Viena esta noche? Y en diez años, reencontrarnos, en este mismo lugar. Si usted aparece, admitiré que se ha casado y tenido un par de hijos. Si la encuentro, es porque sigue soltera o se ha divorciado. ¿Aceptas mi propuesta?
La parisina, tranquila, le responde:
-Si, iremos a recorrer las calles de Viena, si me promete que en diez años me va a ver con los mismos ojos con los que me mira hoy, con las mismas ganas de vivir la vida y disfrutarla.
Y en ese momento, sin saberlo, se conectaron hasta lo mas profundo de su ser. Sin saber que en diez años, ellos no volverían a verse. Pero que esa conección que se había creado, haría que esa misma situación la repitieran sus hijos. Haciendo la misma promesa, sin saber jamás que se cumplió.

2 comentarios:

Santis dijo...

que linda que es la locura

Santis dijo...

decís lo mismo que yo pero con otras palabras!
Igual, ¡viva la diferencia!

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