sábado, 23 de junio de 2012

Sonrisas felices y no tanto. Que salen de abajo de las baldosas, como si fuesen cucarachas. Sonrisas que sonrien pero que no entienden. Sonrisas que son y dejan ser. Otras que se falsean, quiebran y convierten al llanto.
Cuando las baldosas son monstruos, el llanto imparable y la sonrisa macabra, me desmorono. Me desconvierto, soy desnuda. Como tus manos sobre mi piel, como tu mirada clavada en la mia. Y tal vez, cuando nuestras sonrisas sean una, y las manos dejen de tener poros en la piel, llegemos a ser uno, un monstruo peludo, lleno de preguntas hacia el mundo.
Empachado de sonidos guturales y una locura masificada, con hambre de destruccion absoluta, y ternura para acorralar.
Porque tal vez, en algun mundo, vos no seas vos, y yo no sea yo. Asi el llanto se convertiria en luna, y los monstruos serian polvo debajo de la alfombra, y la sonrisa (tanto tuya, como mía) seria un susurro, lanzado al aire sin motivo, que dibuja con humos de colores, palabras como ACARICIAR, AMAR, DISFRUTAR, CREER, CONFIAR.

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